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¡Bailemos Juntos!: juventud, cultura e identidad

Vivimos tiempos de bandos.


El ruido nos empuja a escoger trincheras, a sospechar del otro, a olvidar que compartimos barrio, acera, Metro. En América Latina —y Medellín lo sabe— la respuesta más digna no siempre llega con discursos solemnes, sino cuando los jóvenes deciden aliarse y moverse juntos: convertir el día a día en un ejercicio de paz.


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Un parche juvenil no es un trámite; es una práctica. Nace cuando alguien pone música en la esquina y la esquina deja de ser frontera. Cuando el miedo suelta un poco el cuerpo y el cuerpo encuentra palabras. Bailar nos sincroniza la respiración, desarma prejuicios, y la identidad cultural —los ritmos que heredamos, las historias que contamos— nos da suelo para decir “yo” sin borrar al “nosotros”.


Medellín lo ha visto una y otra vez: en una loma cualquiera, el baile convoca gente, profes y parceros que no se hablaban. No es ingenuidad; es la disciplina del encuentro. Un formador acompaña, una mamá confía, un profe abre el salón, un gestor conecta con otro barrio. La cultura no resuelve todo, pero abre la puerta para mirarnos distinto.


De ese lugar nace Bailemos Juntos. No imponemos consignas: ponemos a trabajar la música, el baile y la memoria. Usamos la danza y la música como lenguajes honestos para cultivar habilidades socioemocionales, tramitar el enojo, fortalecer la autoestima y ensayar otra forma de estar con los demás. Lo hacemos en clave local, con los ritmos que somos, para que la identidad no sea un eslogan sino una práctica que enraíza y cuida.


Si eres joven, familia, profe, aliado o institución, el llamado es simple: sumarte a una alianza donde el arte es puente y la paz, un trabajo cotidiano. Ven a Bailemos Juntos. Trae tus preguntas, tu historia, tus ganas. Aquí nadie compite por el centro: bailamos en rueda para que nadie quede afuera.



Porque en tiempos de “unos contra otros”, la coreografía más valiente es la que nos convierte en un nosotros.



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